lunes, 30 de marzo de 2009

Chong'an, día de mercado.

Llegamos a la provincia de Guizhou gracias a la recomendación de una chica francesa estudiante de chino, y se lo agradeceremos siempre. En esta provincia nos divertimos muchísmo. Nos instalamos en Kaili, la ciudad más desarrollada aparte de la capital, y muy bien situada para poder hacer excursiones a los pueblos donde vivían las diferentes minorías étnicas, como los "miao" o los "dong", reconocibles por sus peinados y por sus vestimentas y bordados.Visitamos muchos pueblos recomendables: Xijiang, Nanhua, Leishan...







Respecto a la comida, de nuevo realmente buena, con muchos tipos de verdura. Encontramos también puestos en la calle de musulmanes con todo tipo de pinchos a la parrilla; probamos el típico "huoguo" de Sichuan, un wok lleno de aceite hirviendo y guindillas donde metías carne, pescado o verduras; y encontramos un pequeño restaurante con bancos en la calle propiedad de una familia encantadora donde cenamos varias veces, tanto por la comida como por el trato que nos dieron.






Y uno de los días más divertidos e interesantes fue cuando visitamos Chong'an el día que había mercado. Más que un mercado lo que había era una feria de pueblo, como debía ser en España hace muchos años, con la gente comprando alimentos, pero también divirtiéndose. Se podía comer en "restaurantes" improvisados en el terreno de los arrozales ( había entre otras cosas guiso de perro, como se ve en la foto),y podías apostar a juegos de dados (foto) o a dardos. Y también de repente la gente rodeó un arrozal seco, unos tipos con brazalete comenzaron a recoger dinero de los que apostaban, y nos encontramos con una lucha de toros, muy divertido.





viernes, 27 de marzo de 2009

La provincia de Qinghai, monasterios budistas y mezquitas.




En esta provincia comenzamos a ver la diversidad de China en cuanto a etnias y culturas. Esta región, que formaba parte antiguamente del imperio tibetano, hasta su anexión y separación del Tíbet por parte de los chinos, está poblada por musulmanes, budistas, mongoles, chinos,etc...
Es una zona bastante montañosa y fría, pero te da la oportunidad de disfrutar de excelentes paisajes naturales. Aquí nace el gran río Amarillo, está el mayor lago de China y al mismo tiempo hay una zona de paisaje desértico. Se puede contemplar lo que es la "meseta tibetana", un paisaje que después veremos en el Tíbet. Hay una película que podría haberse rodado en estas tierras: "Mountain patrol", muy recomendable.




Fue muy interesante visitar pueblos tan diferentes: mayoritariamente musulmanes como Xunhua, enclavado en un árido paisaje montañoso, con una gran mezquita de estilo chino,y la cocina también basada en el cordero y con sabrosos dulces y galletas. Aquí pudimos visitar también la reserva natural de Mengda, a la que se llega tras seguir el curso del río Amarillo, imponente, y que nos regaló una bonita y cansada caminata llena de vegetación; y una subida al "Estanque celestial", sagrado para musulmanes y budistas, y con un kilómetro de escalones para llegar hasta el mismo.





Qinghai también tiene varios monasterios budistas que no hay que perderse, que son los de Ta'er si y Xiahe, y el de Wutong en Tongren.
Ta'er si es uno de los seis grandes monasterios de la secta budista del Gorro Amarillo, y fue alucinante para nosotros poder pasear, ver e intercambiar saludos y risas con los monjes. Pudimos entrar en uno de los templos mientras estaban rezando, y no tiene precio poder estar allí, cerrar los ojos y escuchar el canto de estos monjes.





En los alrededores del monasterio se sitúa la "kora", un recorrido en el sentido de las agujas del reloj que hacen los tibetanos alrededor de los lugares sagrados. Se puede ver la forma de orar de los peregrinos, los molinillos y los rezos tibetanos por todo el recorrido.




El monasterio de Labrang de Xiahe es otro de esos seis grandes monasterios, y es el que está mayor poblado. Aquí se ven más peregrinos y la vida es mayor. Es un pueblo asentado en un precioso valle, y hay bonitos paseos por los alrededores. Es importante también que se puede probar la comida tibetana, como el yak (mantequilla, leche, carne...).






Y, por último, está Tongren. Un pequeño pueblo lleno de tiendas y mercados para la gente de los alrededores, que parece venir a comprar provisiones para el frío invierno. Hay una mezcla de gente con rasgos mongoles, tibetanos y chinos. Y se puede hacer una visita a los templos de los alrdedores, donde hay monjes especializados en pintar los "thangkas", las pinturas que sirven para la meditación, con gran colorido y detalles, todos pintados a mano con un largo trabajo. Estuvimos en la habitación de un monje, nos invitó a pasar y a compartir con él un poco de té y de pan duro, y nos enseñó sus pinturas. Nos contó, por ejemplo, que tardaba unos tres meses en hacer una, con pequeños pinceles para todos los detalles del cuadro.



Pingyao, un ejemplo de antigua ciudad han.

Pasear por Pingyao es como retroceder en el tiempo, algo que ocurre habitualmente cuando viajas por este país. Es una pequeña ciudad, y sus calles, los tejados, la arquitectura en general, todo nos hace sentir como si estuviéramos en una película de Zhang Yimou.





Se puede recorrer la ciudad caminando tranquilamente, sorprende el empedrado y la vida en la calle: la gente compra y vende alimentos, los niños van al colegio, la gente seca las verduras en las fachadas de sus casas, vida cotidiana que se hace especial a la vista cuando se rodea de esos edificios.







Nosotros llegamos desde Taiyuan, la capital de esta provincia de Shanxi, y entrar en este pueblo llevados por un motocarro a toda velocidad por las estrechas calles fue una gran experiencia y casi un viaje en el tiempo. Intentar evitar las grandes ciudades chinas y acercarse al mundo rural fue un acierto, todo es más personal y amable, y no falto de vida.